AÑORANDO VOLVER A MI HOGAR

 AÑORANDO VOLVER A MI HOGAR….

Por: Laura Marín
Chicago / Estados Unidos



Hay sentimientos más llevaderos que otros; sin embargo, el de la nostalgia puede llegar a doler. Salí de Venezuela empujada en octubre del año 2017 junto a mis dos hijas adolescentes empacando mi vida entera en una maleta.

Durante estos 4 años muchas veces he sentido ganas de dejarlo todo y correr a buscar lo que deje. Es tan grande el deseo de querer estar con mi familia, mis amigos, mis compañeros, mis conocidos… los nuestros, que en ocasiones nuestra vista se nubla y quedamos como ciegos frente a nuestros objetivos iniciales. Queremos darnos por vencidos.

El venezolano que vive en el exterior extraña de su país muchísimas cosas, porque ese lazo está siempre vivo. Puedes sacar al venezolano de Venezuela, pero no a Venezuela del venezolano.

Lejos de mi hogar extraño mi familia, el clima, la comida, sus olores y colores, extraño las arepas, las navidades, la algarabía, los abrazos de fin de año, alegre y bullicioso; extraño viajar todos los fines de semana a la Isla de Margarita e ir a las playas de Tucacas, en la región oriental y región norte costera, respectivamente, de un país hermoso llamado Venezuela, 

Desde la distancia extraño aquellas vacaciones que pase junto a mis padresen diversos escarnios de mi país; extraño el Cerro el Ávila y las calles de Caracas, la ciudad Capital. El Parque Nacional Morrocoy y sus cayos, Los Roques, Barquisimeto, la ciudad de los crepúsculos, Maracay la ciudad Jardín o Puerto La Cruz, emporio y turístico sin igual. Pues cada venezolano tiene su propio rinconcito en su corazón.

Extrañar la tierra natal es un sentimiento universal propio de los inmigrantes. Y todos los días me levanto con la fe y convicción de regresar a mi hogar que lleva por nombre VENEZUELA…pero ¿cuál VENEZUELA?

La Venezuela que prometía que si te esmerabas encontrarías las posibilidades de salir adelante. La Venezuela optimista y hospitalaria donde el estudio era una opción cierta de crecimiento y prosperidad.

La Venezuela autónoma que en medio de sus defectos se auto-abastecía en servicios públicos como vialidad, gasolina, gas doméstico, electricidad, alumbrado público, telefonía, agua potable, hospitales, escuelas y universidades.

La Venezuela donde las cosas malas tenían fecha de caducidad, incluidos los gobiernos de todo nivel.

La Venezuela generosa, próspera y hospitalaria donde personas de todas partes querían venir a vivir.

La Venezuela donde podías caminar por la ciudad de noche, visitar a los amigos o ir al cine, sin zozobra.

Resumiendo lo que extraño de Venezuela es nuestra alegría y orgullo de vivir en un país que lo tiene todo, y que inexplicablemente ya no se le parece.


“Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta" 

(Homero)


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