EL MUNDO EN ALERTA FRENTE A LA VARIANTE ÓMICRON
Por: Equipo de Investigación Aliado Informativo
La nueva variante del coronavirus, Ómicron, está poniendo en alerta a países de todo el mundo y provocando la prohibición de vuelos desde África. La agencia sanitaria de la ONU pide que las fronteras permanezcan abiertas y que no se penalice a los países que están compartiendo información.
¿Qué es la variante ómicron?
Esta nueva iteración del coronavirus, identificada por primera vez en Botsuana y Sudáfrica, ha despertado la preocupación de científicos y funcionarios de salud pública debido a un número inusualmente elevado de mutaciones que tienen el potencial de hacer que el virus sea más transmisible y menos susceptible a las vacunas existentes.
La Organización Mundial de la Salud la ha descrito como “variante preocupante” y advirtió que los riesgos globales que plantea son “muy elevados”, a pesar de lo que los funcionarios describieron como una vorágine de incertidumbres.
Hasta ahora se han identificado casos en 20 países, entre ellos el Reino Unido, Italia, Bélgica y los Países Bajos. Recientemente, funcionarios estadounidenses dieron a conocer que ya se había detectado ómicron en un pasajero que volvió de Sudáfrica a California.
¿Debemos preocuparnos?
El descubrimiento de ómicron ha provocado un pánico considerable, y varios países han prohibido los vuelos procedentes del sur de África; otros como Israel, Japón y Marruecos, han dejado de admitir por completo el ingreso de viajeros extranjeros.
No obstante, los expertos en salud pública han pedido cautela, señalando que todavía no hay pruebas sólidas de que ómicron sea más peligrosa que variantes anteriores, como la delta, que superó con rapidez a sus predecesoras en Estados Unidos y otros países.
Aunque la variante delta resultó ser mucho más transmisible que las variantes anteriores, y hay algunos datos que sugieren que puede causar una enfermedad más grave en los no vacunados, hay pocas pruebas de que sea más letal o capaz de evadir la protección de las vacunas.
Todavía se desconoce mucho sobre la variante ómicron, incluyendo si es más transmisible y capaz de causar una enfermedad más grave. Hay algunas pruebas de que la variante puede reinfectar a las personas con mayor facilidad. No obstante, hay indicios de que ómicron puede causar solo una enfermedad leve; sin embargo, esta observación se basa principalmente en los casos que se han presentado en Sudáfrica entre los jóvenes, quienes son, en general, menos propensos a enfermarse de manera grave con COVID-19. Lo cierto es que la aparición de ómicron es tan reciente que puede pasar un tiempo antes de que los expertos sepan si es más patógena.
¿Por qué los científicos están tan preocupados por la variante ómicron?
A medida que el coronavirus se reproduce en el cuerpo de las personas, surgen nuevas mutaciones de manera constante. La mayoría de ellas no le aportan ninguna ventaja nueva al virus, pero a veces las mutaciones pueden darle una ventaja al patógeno al permitirle propagarse con más facilidad entre sus huéspedes humanos o sortear la respuesta inmunitaria del organismo.
Los investigadores de Sudáfrica dieron la voz de alarma porque encontraron más de 30 mutaciones en la proteína de la espícula, un componente de la superficie de la variante que le permite unirse a las células humanas y entrar en el organismo. Algunas de las muestras de Botsuana tenían en común unas 50 mutaciones en todo el virus que no se habían encontrado con anterioridad en conjunto.
La proteína de la espícula es el principal objetivo de los anticuerpos que produce el sistema inmunitario para combatir una infección por COVID-19. El hecho de tener tantas mutaciones provoca el temor de que la espícula de la variante ómicron pueda evadir en cierto modo los anticuerpos producidos por un contagio previo o por la vacunación.
Esas mutaciones también plantean la posibilidad de que la variante reduzca la eficacia de los tratamientos con anticuerpos monoclonales, un temor que se ha sido confirmado por expertos en salud. Al igual que la variante delta, que se identificó por primera vez en la India, el surgimiento de otra variante preocupante en el mundo en desarrollo apunta a un problema más fundamental al que se enfrenta la comunidad mundial tras más de un año y medio de pandemia.
El acaparamiento de vacunas por parte de los países ricos, mientras las naciones más pobres batallan para obtenerlas, representa más oportunidades para que el SARS CoV-2 se reproduzca y mute entre la población no vacunada. A mayores mutaciones, mayores posibilidades de que el virus se vuelva más infeccioso, inmunorresistente o letal.
Como lo demostró la veloz propagación de la variante delta, es poco probable que una variante nueva y peligrosa permanezca en un mismo lugar durante mucho tiempo. Los riesgos van más allá de la salud pública. La devastación económica resultante de una variante nueva puede afectar a los países ricos casi con la misma intensidad que a los países del mundo en desarrollo.
Un estudio académico calculó que, cuando los habitantes de los países más pobres permanecen en gran medida sin vacunar, las pérdidas económicas de los países ricos se cuantifican en billones de dólares.
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