PREPARAR DIFUNTOS REQUIERE DE AMOR Y ÉTICA

 25 años dedicados a la Tanatopraxia

PREPARAR DIFUNTOS REQUIERE DE AMOR Y ÉTICA

Reportaje Especial por María Sánchez / Guacara Venezuela

Con porte de mujer ruda y determinación, Carmen Colina, de 50 años, oriunda de Maracaibo, estado Zulia, Venezuela y con más de 25 años dedicados a la tanatopraxia (preparación de difuntos previo al funeral) asegura que su bandera profesional es el amor y la ética.

Carmen Colina

Así comenzó esta conversación donde Colina, quien dejó su tierra, en la que se graduó a través de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias y Afines, para residenciarse en Guacara, estado Carabobo, mostró  su sensibilidad y respeto por los fallecidos, a quienes debe optimizar sus cuerpos para lo que ella considera el último viaje.

Con alta preocupación comentó que es fundamental hacer de este trabajo, mayormente ejercido por hombres, más visible en cuanto a formación académica, ya que está abundando el trato deshumanizado hacia los  difuntos.

Resaltó que recibe los cuerpos en la más plena indefensión de un ser humano, por tanto los atiende con un ritual en el cual conversa con ellos, pide permiso y luego comienza su labor de preparación  respecto a fluidos, gases, limpieza, arreglos estéticos y vestido.

Hay que llenarse de mucho amor por el prójimo, dijo, por lo que aseguró que a pesar de sus años de experiencia y que muchos esperan en ella un corazón de hierro, ratificó, que siempre la sorprenden las lágrimas y por  ende la empatía.

La zuliana viuda y madre de tres hijos, dos varones y una hembra, uno de ellos actualmente en capacitación para seguir los pasos de su progenitora, está esperanzada con que se mire el ejercicio de esta labor con lupa, ya que la Ley para la Regulación y Control de la Prestación del Servicio Funerario y Cementerios existe, pero hay que evaluar su cumplimiento en lo relativo a la tanatopraxia.

Con tristeza, aseguró saber, de preparaciones en difuntos con implementos no permitidos, golpes y procedimientos que no son los cónsonos  ni éticos, de allí su inquietud, pues considera que tal como lo expresa la ley la tanatopraxia  debe regirse por principios de solidaridad y respeto.

Al referirse a la energía que genera un difunto, mencionó con algo de discreción, que luego de dejar el cuerpo esa fuerza interior está presente en el ambiente, por lo que sugiere maximizar el amor, el respeto, la oración y crear para ese ser que está en proceso de irse una despedida en paz.

Es un privilegio poder ayudar a los familiares a despedirse de su ser querido. Es un momento doloroso y el deseo es que pueda quedar un buen recuerdo del ser amado, para lograr este objetivo se cuenta con el profesional de la tanatopraxia, lleno de amor y ética.

Colina está convencida que aun frente a la rigidez post mortem más complicada el trato basado en el respeto y el amor es una herramienta mágica para intervenir esas zonas del cuerpo atiesadas, es decir, para evitar quitar piezas dentales u otros procedimientos que dañen el cuerpo, aunque ya no pueda sentir, es cuestión de honor, añadió.

Recuerda, que un preparador de difuntos no es un carnicero, es un profesional y por tanto es reprochable la incorporación de personal no calificado para ejecutar esta noble labor.

Concluyó con un llamado para que los jóvenes se animen a formarse en la tanatopraxia, siempre y cuando, tengan amor en sus corazones y ética en el actuar. Es una carrera que demanda buen manejo de cadáveres y uso correcto de los equipos.

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