CREANDO HÁBITOS NUTRICIONALES: METALES PESADOS EN ALIMENTOS
(Especial)
Por Jaimina De Montserrat Alatorre / Michoacán - México
Los metales pesados son elementos químicos con una densidad mayor que la del agua. Aunque algunos son esenciales para la vida en pequeñas cantidades, la acumulación de metales pesados en el medio ambiente y en los alimentos puede ser perjudicial para la salud humana.
El mercurio, cadmio, plomo y arsénico pueden llegar al medio
ambiente de diversas fuentes como:
Contaminación del suelo: Pueden entrar a cadena alimentaria a
través del suelo contaminado, actividades industriales y uso de fertilizantes.
Contaminación del agua: Descargas industriales, vertidos de
aguas residuales y contaminación atmosférica pueden llevar metales pesados a
cuerpos de agua, afectando a los organismos acuáticos y alimentos cultivados en
esa área.
El consumo de estos metales pesados pude ocasionar graves
problemas como daño renal, daño hepático, cáncer, problemas neurológicos ,
reproductivos y cáncer, siendo los adultos mayores, los niños, y los fetos
particularmente vulnerables a los efectos tóxicos de los metales pesados ya que
sus sistemas aún no están completamente desarrollados.
Metales pesados comunes en los alimentos:
- Mercurio: Presente en peces grandes, tiburón, pez espada, atún, salmón. Puede afectar el sistema nervioso, especialmente embarazado y niño.
Plomo: Puede encontrarse en productos cultivados en suelos contaminados, agua y algunos mariscos. La exposición prolongada puede afectar el desarrollo neurológico en niños y problemas de presión arterial en adultos.
- Cadmio:
Se encuentra en el suelo contaminando, en ciertos alimentos como mariscos,
cereales y vegetales de hoja verde. Puede dañar riñones y afectar el sistema
esquelético.
- Arsénico:
Presente en arroz, pescado y aves de corral, la exposición a largo plazo se ha
asociado con problemas de salud como el cáncer y enfermedades cardiovasculares.
¿Cómo reducir los
riesgos de los metales pesados en nuestro organismo?
1. Consumir
una dieta variada puede ayudar a reducir la concentración elevada de algún
metal en específico.
2. Comprar
alimentos de productores de confianza, empresas que se preocupen por la
seguridad alimentaria y calidad de sus productos y que cumplan con los
estándares de seguridad alimentaria.
3. Educar
a los consumidores sobre los riesgos asociados con la ingesta de metales
pesados y fomentar la toma de decisiones.
4. Existen
algunos suplementos a base de algas que se pueden consumir y ayudan a eliminar
metales pesados del organismo gracias a su efecto quelante, capaces de unirse a
metales pesados y eliminarlos, sin embargo existe un determinado tipo de alga
que puede tener el efecto contrario y añadir más arsénico a la dieta. Algunas
algas que se recomiendan son la espirulina, Nori, chlorella, etc. Recuerda,
siempre acudir con tu nutricionista y preguntar, orientarte sobre el consumo de
cualquier planta, hierba, té o suplemento.
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