CREANDO HÁBITOS NUTRICIONALES: INFLAMACIÓN CRÓNICA Y ALIMENTACIÓN

 CREANDO HÁBITOS NUTRICIONALES: INFLAMACIÓN CRÓNICA Y ALIMENTACIÓN

(Especial) Por Jaimina De Montserrat Alatorre / Michoacán - México

La inflamación crónica es una respuesta prolongada del sistema inmunológico que puede durar semanas, meses o incluso años. A diferencia de la inflamación aguda, que es una respuesta rápida y de corta duración a una lesión o infección, la inflamación crónica es más insidiosa y puede estar asociada con una variedad de enfermedades y condiciones.



En las últimas décadas, la inflamación crónica ha emergido como un factor central en el desarrollo de numerosas enfermedades crónicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, y ciertos tipos de cáncer.  La dieta juega un papel crucial en la modulación de la inflamación, y entender cómo los alimentos influyen en los procesos inflamatorios puede ofrecer estrategias valiosas para mejorar la salud y prevenir enfermedades.

Algunas causas pueden ser:

·        Infecciones persistentes

·        Enfermedades autoinmunes

·        Exposición continua a irritantes

·        Trastornos metabólicos

La inflamación crónica puede ser silenciosa y a menudo no presenta síntomas obvios. Sin embargo, puede causar fatiga, dolor persistente, cambios en el apetito y pérdida de peso.

En algunos casos, puede haber síntomas relacionados con la enfermedad subyacente, como en la artritis o la diabetes. Está asociada con una serie de enfermedades graves, como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, puede llevar al daño de tejidos y órganos si no se controla.

La dieta tiene un impacto significativo en los niveles de inflamación en el cuerpo. Diversos estudios han demostrado que ciertos patrones dietéticos pueden tanto promover como reducir la inflamación.

-  -Alimentos Anti-Inflamatorios: Los alimentos ricos en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios pueden ayudar a reducir la inflamación. Frutas como los arándanos, las fresas y las cerezas, así como verduras como el brócoli y las espinacas, contienen antioxidantes que neutralizan los radicales libres y reducen el estrés oxidativo. Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón y en fuentes vegetales como las semillas de chía y las nueces, también tienen propiedades antiinflamatorias comprobadas.

 -Alimentos Pro-Inflamatorios: Por el contrario, una dieta rica en alimentos procesados, azúcares refinados y grasas saturadas puede promover la inflamación. Los productos como refrescos, pasteles y comidas rápidas están asociados con un aumento en los niveles de marcadores inflamatorios en el cuerpo.

El impacto de la dieta sobre la inflamación crónica es un área de investigación activa. A largo plazo, adoptar un patrón dietético antiinflamatorio puede tener beneficios significativos para la salud, incluyendo la reducción del riesgo de enfermedades crónicas y una mejor calidad de vida. Es importante que las recomendaciones dietéticas se personalicen según las necesidades individuales y se complementen con otros cambios en el estilo de vida, como la actividad física regular y la gestión del estrés.

 Gracias por leerme.

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